por Jorge Figueiredo
Algunos lectores han preguntado por qué
resistir.info
ha prestado tanta atención a la denuncia del famoso calentamiento
global, que no es más que un problema aparentemente esotérico y
alejado de los objetivos de esta web. Algunos incluso llegaron a decir que tal
denuncia se aleja de la postura "de izquierdas", ya que publicaciones
y personalidades progresistas como
Monthly Review
y Fidel Castro endosaran las preocupaciones con el calentamiento. Conviene,
pues, dejar claras algunas cosas, recordar algunos hechos y realizar algunas
puntualizaciones.
Comencemos por los hechos que consideramos demostrados:
1)
El dióxido de carbono no es un gas tóxico ni contaminante. Sus
emisiones son el resultado inevitable y necesario de la combustión de
los compuestos del carbono, como pueden ser los derivados del petróleo,
el carbón, el gas natural, etc. Además, se trata de un gas
indispensable para la vida en la Tierra, ya que todos los seres vivos respiran
una mezcla de oxígeno y CO2.
2)
No está demostrado que las emisiones de CO2
de origen antropogénico es decir, causadas por el hombre, lo
cual excluye a todas las demás emisiones naturales de este gas
tengan un efecto significativo en el calentamiento global. Muchos
científicos consideran absolutamente insignificante la
contribución humana a las emisiones globales de CO2
que se observan en el planeta.
3)
Los datos empíricos demuestran que desde 1998 no se está
produciendo el famoso calentamiento global previsto por los modelos
informáticos utilizados por el Grupo Intergubernamental de Expertos
sobre el Cambio Climático (IPCC) de la ONU. Por esta razón,
cambiaron oportunistamente la expresión "calentamiento
global", que ya no responde a la verdad de los hechos, por la más
ambigua "cambio climático", que siempre se produjo a lo largo
de la historia del planeta Tierra.
4)
Los modelos informáticos son falibles. La teoría de modelos nos
dice que, para ser útiles, los modelos deben ser relativamente sencillos
y contener un número limitado de variables. Intentar aplicar al clima la
teoría de modelos es un esfuerzo vano, ya que el número de
variables y de suposiciones que deben ser planteadas es enorme.
En climatología, los modelos informáticos son de poca utilidad,
por muy potentes que sean los ordenadores (aunque no suceda lo mismo con la
meteorología).
5)
Las cosas empeoran todavía más si un método inadecuado,
como es la simulación por ordenador, se basa en una teoría
caduca. Y es precisamente esto lo que ocurre con los modelos
climatológicos utilizados por el IPCC, que fueron concebidos a
principios del siglo XX, antes, por lo tanto, de la existencia de los
satélites meteorológicos. La teoría climatológica
moderna fue establecida por el científico francés Marcel Leroux
(1938-2008), de la Universidad Jean Moulin de Lyon. El parecer del profesor
Leroux a cerca de ese supuesto calentamiento global se resume en su
artículo
"Uma impostura científica"
.
6)
El IPCC no es una organización de científicos, sino de
burócratas por lo general, bien pagados nombrados por los
gobiernos. Es falso que el IPCC cuente con tres mil científicos
especializados en climatología, como se ha pregonado en tantas
ocasiones. Y es igualmente falsa la afirmación de que exista un
"consenso científico" con respecto al dogma del calentamiento
global.
7)
Si se estuviera produciendo un calentamiento global del planeta Tierra, eso no
sería malo para la humanidad. Numerosas regiones del mundo
podrían empezar a disfrutar de una agricultura productiva. En
Groenlandia, por ejemplo la "tierra verde", como la llamaron
los vikingos , existía la agricultura en el período
cálido medieval. E incluso se podría afirmar que la cuna de la
civilización occidental fue una región extremadamente caliente:
Mesopotamia (el Iraq actual), entre los ríos Tigris y Éufrates.
Las civilizaciones egipcia y azteca florecieron en climas cálidos.
Entonces, ¿por qué deberíamos preocuparnos por tales
cuestiones, que son, en su mayoría, de índole estrictamente
científica? Porque, por culpa de los errores teóricos y
prácticos del IPCC, se ha propagado una gran histeria global que ha
alcanzado a políticos de todo el mundo y ha dado alas a todo tipo de
oportunismos, manifestaciones de ignorancia y mentiras. A ello contribuyeron
embusteros como el señor Al Gore, vicepresidente de EE. UU. durante el
gobierno Clinton, que fomentó activamente el terrorismo climático
mediante el libro y la película
Una verdad incómoda.
Inducir miedo para vender la solución ha sido siempre la táctica
de los embaucadores. Este caso sigue la misma pauta, ya que Gore y otros
inventaron el
business
de la venta de los derechos de emisión de carbono, y los banqueros de
Wall Street, obviamente, se frotaron las manos. Algunos incluso se
especializaron en esas locas previsiones catastrofistas. Es el caso, por
ejemplo, del señor James Hansen, el padre de todo, que incluso habla de
subidas del nivel del mar del orden de decenas de metros.
La absurda intensidad publicitaria que se le ha dado al falso problema del
calentamiento global y a las diabolizadas emisiones de CO2
ha provocado diferentes problemas, todos en cierta medida relacionados entre
sí. El primero es el desvío de la atención de las
cuestiones realmente importantes. Y, sobre todo, de la más importante de
nuestra era, la que va a condicionar nuestro devenir y afectar
irremediablemente a nuestro futuro modo de vida: el pico del petróleo.
Este hecho se silencia sistemáticamente en los medios de
comunicación llamados "de referencia", y es ignorado por
políticos cuyo horizonte temporal no pasa de los cuatro años.
Basta con ver a los actuales gobernantes portugueses, que, en connivencia con
los banqueros, quieren construir un nuevo aeropuerto en el país en el
preciso momento en que se anuncia el estancamiento y declive del transporte
aéreo.
El segundo problema es el gigantesco desvío de recursos financieros y
humanos provocado en todo el mundo por la mentira del calentamiento global.
¡Cuántas cosas se podrían hacer con el dinero invertido en
conferencias internacionales como las de Bali o Copenhague! Esto es cierto
también con respecto a Portugal, en donde los gobiernos de señor
Sócrates han dedicado ríos de dinero a organizaciones como SIAM
I, SIAM II, PNAC, CAC o FPC, a gabinetes de asesoramiento y a otros creados
ad hoc
para aprovechar este maná presupuestario. Se ha formado toda una
industria alrededor del calentamiento global.
En tercer lugar, se observa la deformación de las políticas
energéticas, que ahora van a remolque del mito climático. Basta
observar, por ejemplo, las limitaciones de la Unión Europea a las
emisiones de CO2
de los automóviles que se fabrican actualmente en Europa. Es decir, en
vez de establecer niveles mínimos de rendimiento para los motores o
imponer restricciones a las emisiones realmente contaminantes (como el SO2
, los óxidos de nitrógeno, las partículas sólidas,
etc.), la limitación se impone a un gas no contaminante. O sea, un nuevo
ejemplo de confusión sistemática entre ambiente y clima en el que
el primero resulta perjudicado sin que el segundo obtenga ningún
beneficio.
En cuarto lugar, toda esa desmedida histeria global que culminará
mañana, 7 de diciembre, en la Conferencia de Copenhague supone
una derrota para la ciencia. El escepticismo público que esto puede
provocar es un crimen sin parangón en la historia del pensamiento
científico. No nos referimos solo a los recientes escándalos de
los investigadores británicos y americanos que manipulaban
estadísticas y censuraban a sus colegas en las
peer review
, dentro del llamado
Climategate
. Es mucho más que eso: es la posible desmoralización de la
propia ciencia en general, en cuanto tal, lo que puede abrir las puertas al
irracionalismo. Una caricatura de ello es que se ha llegado a realizar en
Portugal un estudio para combatir el "cambio climático" a
nivel municipal.
En quinto lugar se encuentra la deformación de las políticas
energéticas de muchos países. Eso es bien visible en Portugal, en
donde los gobiernos han fomentado y subvencionado soluciones irracionales desde
el punto de vista económico y energético basadas en la falacia
del calentamiento global y las infaustas emisiones de CO2
. Basta recordar, por ejemplo, la desafortunada política de subvenciones
a los biocombustibles líquidos, y ahora a los vehículos
eléctricos (cuando Portugal es importador neto de kilowatts-hora), la
ausencia de apoyo a las buenas soluciones para el transporte (como los
vehículos a gas natural, que pueden utilizar biometano, gas natural
comprimido o gas natural licuado), el ruinoso fomento de las energías
llamadas renovables a costa de las subvenciones de la perecuación
tarifaria, etc. La ignorancia (¿deliberada?) del pico del petróleo
y la falacia del Protocolo de Kioto conducen a tales aberraciones. Estamos en
una época en la que debería existir una planificación
energética que fomentase una "fuga" al petróleo todo lo
grande y rápida que fuera posible. Los gobiernos más
clarividentes, como el de Suecia, ya lo han descubierto, pero el
portugués todavía no. Pero los errores de hoy se pagarán
mañana, y el precio puede ser muy elevado.
Finalmente, existe la curiosa observación de que la postura de
resistir.info
no es "de izquierdas". Sin embargo, las cuestiones
científicas no son "de izquierdas" ni "de derechas",
ya que lo que debe prevalecer es la búsqueda de la verdad. La ciencia se
hace también por ensayo y error. Una teoría científica
válida en una época determinada (como la climatología
elaborada a principios del siglo XX) puede y debe someterse a crítica y
verse superada por otra mejor (tal como hizo Marcel Leroux). No existe una
climatología "de izquierdas" o "de derechas", como
tampoco existen una física o unas matemáticas que merezcan tales
calificativos. Pero la insistencia en utilizar una teoría caducada
cuando ya se dispone de una nueva, mejor y con mayor poder explicativo es, sin
duda, una postura reaccionaria. Se entiende que insistan en la vieja
teoría aquellos cuyas convicciones científicas se amoldan a su
propio interés (empleos,
business
del carbono, financiación, etc.). Pero es menos comprensible que
personalidades y publicaciones progresistas todavía se apoyen en ella,
tal vez por desconocimiento. Puede que el reciente escándalo del
Climategate les abra los ojos.
06/dic/09
Este artículo se encuentra en
http://resistir.info/
. Traducción de BA.